DESARROLLO DIDÁCTICO
CONCEPTO
La ulcera por presión es una lesión en la piel y tejidos
subyacentes como consecuencia de la compresión producida por presión, fricción
o cizallamiento entre una protuberancia ósea y los tejidos que la envuelven
contra una superficie externa, generalmente cuando la compresión es prolongada
o sostenida. Dicha compresión, reduce el flujo sanguíneo capilar de la piel y
los tejidos subyacentes, produciendo isquemia, necrosis y la perdida de la
arquitectura tisular (Sibbald RG, 2011, Thomas DR., 2007).
Las ulceras por presión pueden clasificarse en cuatro
estadios, dependiendo de los tejidos atacados:
o
ESTADIO I: Eritema cutáneo que no
palidece, con piel intacta. La decoloración de la piel, el calor local, el edema
y la induración; se pueden utilizar también como indicadores, particularmente
en personas con piel oscura.
o
ESTADIO
II: Perdida parcial del grosor de la piel, que afecta a la epidermis, a la
dermis o ambas. La ulcera es superficial y se presenta clínicamente como una
abrasión o una flictena.
o
ESTADIO III: La ulcera es más profunda y
afecta la totalidad de la dermis y al tejido subcutáneo, pudiendo afectar
también a la fascia muscular, pero no más allá.
o
ESTADIO IV: Destrucción extensa, necrosis
de tejidos o lesión del musculo, del hueso o de las estructuras de soporte, con
o sin pérdida total del grosor de la piel.
ETIOLOGÍA
Las UPP se producen como consecuencia del aplastamiento
tisular entre una prominencia ósea y la superficie externa durante un período
prolongado. La presión capilar máxima se cifra en torno a los 20 mm/Hg, y la
presión tisular media entre los 16-33 mm Hg. Presiones superiores ejercidas
sobre un área concreta durante un tiempo prolongado desencadenan un proceso
isquémico que, si no se revierte a tiempo, origina la muerte celular y su
necrosis. En la formación de la UPP parece tener más importancia la continuidad
en la presión que la intensidad de la misma, ya que la piel puede soportar
presiones elevadas, pero sólo durante cortos períodos de tiempo, por lo que se
puede afirmar que la presión y el tiempo son inversamente proporcionales.
La formación de las úlceras por presión está asociada a tres
tipos de fuerzas que se pueden considerar factores de riesgo primario:
Presión
Es la fuerza ejercida por unidad de superficie perpendicular
a la piel; debido a la gravedad, provoca aplastamiento tisular que ocluye el
flujo sanguíneo con posterior hipoxia de los tejidos y necrosis si continúa.
Representa el factor de riesgo más importante.
Fricción
Es una fuerza tangencial que actúa paralelamente a la piel,
produciendo roces por movimiento o arrastre. La humedad aumenta la fricción
aparte de macerar la piel.
De pinzamiento vascular
Combina los efectos de presión y fricción; por ejemplo, la
posición de Fowler que provoca presión y fricción en sacro.
FACTORES DE RIESGO
Fisiopatológicos
o Lesiones
cutáneas: envejecimiento y patológicas.
o Trastornos
del transporte de oxígeno: Insuficiencia vascular periférica, estasis
venosa, trastornos cardiopulmonares.
o Déficits
nutricionales: delgadez, obesidad, anemias, hipoproteinemias.
o Trastornos
inmunológicos: cáncer, infección.
o Alteraciones
del estado de conciencia: fármacos, confusión, coma.
o
Déficit motor: ACV (accidente
cerebrovascular), fracturas.
o
Déficits sensoriales: pérdida de la
sensibilidad térmica y dolor.
o
Alteraciones de la eliminación: urinaria
y fecal.
Derivados del tratamiento o Inmovilidad impuesta por tratamiento.
o Tratamiento inmunosupresor: radioterapia, quimioterapia.
o Sondajes con fines diagnósticos o tratamiento.
Situacionales
o Falta
de higiene. o Arrugas en la ropa.
o Objetos de roce.
o Inmovilidad por dolor, fatiga.
Del entorno
o Falta
o mala utilización del material de prevención.
o Desmotivación
profesional por falta de formación y/o información específica.
o
Sobrecarga de trabajo.
o
Falta de criterios unificados en la
planificación de las curas.
o
Falta de educación sanitaria de cuidadores y
pacientes.
o
Deterioro de la propia imagen de la enfermedad
VALORACIÓN DEL RIESGO
La valoración general del paciente debe hacerse de forma
individualizada e integral, utilizando el modelo de valoración existente en
cada centro. La evaluación integral siempre debe incluir:
o
Alteraciones de la piel intacta: piel seca,
eritema, edema, induración.
o
Alteración de la movilidad y actividad.
o
Evaluación nutricional.
o
Evaluación
del dolor.
o
Identificación de posibles factores de riesgo.
VALORACIÓN ESTRUCTURADA DEL RIESGO
1.
Realizar una valoración del riesgo, mediante
una escala validada, a todos los pacientes adultos ingresados, con exclusión de
las pacientes ingresadas en unidades de obstetricia:
o
Utilizar una escala estructurada para valorar el
riesgo tan pronto como sea posible después de su ingreso y en un plazo máximo
de ocho horas.
o
La escala utilizada, debe estar validada en
cuanto a su sensibilidad, especificidad y variabilidad del observador. Las
escalas generales validadas, más utilizadas y recomendadas a nivel
internacional para predecir el riesgo de desarrollar UPP, son la Escala de
Braden y Norton. La escala de Norton modificada por el INSALUD es una de las
escalas más utilizadas en nuestro ámbito.
o
Repetir la evaluación cada vez que haya un
cambio en la condición del paciente registrando la fecha y hora de la
evaluación del riesgo
o
Es necesario tener en cuenta que la escala de
evaluación de riesgo ofrece un enfoque estructurado para la evaluación, pero no
sustituye a una valoración integral y además las escalas son un complemento al
juicio clínico.
2.
En los pacientes que están siendo estudiados
en los servicios de urgencias, realizar la valoración establecida en cada centro
y valorar la actividad y la movilidad del paciente y si está claramente
disminuida aplicar los cuidados relacionados con la piel y el alivio de la
presión detallados en este protocolo.
3.
En el bloque quirúrgico valorar los factores
de riesgo descritos en el punto 6.4 y aplicar las medidas preventivas
correspondientes.
LOCALIZACIÓN
Las UPP se presentan habitualmente sobre las prominencias
óseas. Según como se encuentre posicionado el paciente pueden producirse:
Las zonas más frecuentes de localización son: el sacro, los
talones, las tuberosidades isquiáticas y los trocánteres. Sin embargo, no todas
las lesiones en la zona sacra son UPP, sino que son úlceras asociadas o
producidas por la humedad (UPH).
También pueden producirse en cualquier localización debido a
la presión originada por dispositivos terapéuticos.
PREVENCIÓN
La prevención de las UPP, se resume en dos acciones
esenciales:
o La
identificación de los usuarios en riesgo
o La
implantación de medidas y estrategias de prevención seguras para todos aquellos
usuarios identificados e incluidos en grupos de riesgo.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
o La
valoración es el punto de partida para planear el cuidado del usuario riesgo de
presentar UPP y evaluar sus efectos.
o
Valoración inicial del usuario: realizar la
valoración de Enfermería al ingreso con una historia y examen físico completo,
prestando especial atención a los factores de riesgo de úlceras por presión,
identificación de enfermedades y tratamientos farmacológicos que puedan
interferir en el proceso de curación, valoración nutricional y psicosocial.
o
Valoración del entorno de cuidados
o
Valoración de actitudes, habilidades,
conocimientos y posibilidades del entorno cuidador. Valoración de la lesión, si
ya está presente.
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE LA PIEL
Los signos indicativos de lesión por presión son: eritema,
calor localizado, edema, induración y deterioro de la piel. Los tonos más
oscuros de piel pueden ser más difíciles de evaluar visualmente, por lo que se
debe prestar atención al calor localizado, edema e induración en estos casos.
Es necesario:
o
Inspeccionar la piel de los pacientes al ingreso
hospitalario
o
Inspeccionar la piel al menos cada 24 horas para
detectar signos de enrojecimiento en los pacientes con riesgo de padecer
UPP.
o
Prestar especial atención a las prominencias
óseas, los talones, tuberosidades isquiáticas, región sacra y zonas con
lesiones anteriores.
o
Observar la zona de la piel donde se encuentren
dispositivos terapéuticos que produzcan presión sobre la misma (por ejemplo,
aparatos ortopédicos, férulas, catéteres, sonda nasogástrica, dispositivos de
oxigenoterapia, etc.), siempre que sea posible, retirar o movilizar estos
dispositivos para permitir una valoración integral de la piel.
o
Registrar todas las valoraciones de la piel tan
pronto como sea posible después de su ingreso y en un mínimo de 8 horas.
Cuidados
o Utilizar
un jabón con pH adecuado a la piel, evitando usar agua muy caliente.
o
Aclarar y secar completamente la piel para
protegerla del exceso de humedad prestando especial atención a los pliegues
cutáneos.
o
Mantener una adecuada hidratación para proteger
la piel, ya que si está seca hay mayor riesgo de aparición de lesiones.
o
No frotar vigorosamente la piel del paciente.
o
Las cremas hidratantes, se deben aplicar con
suavidad, no frotando sobre las prominencias óseas ya que esto podría producir
una rotura capilar y provocar al paciente una úlcera de forma involuntaria.
o
Utilizar ácidos grasos hiperoxigenados,
solamente en las zonas de mayor riesgo de presión, además de aportar la
hidratación, evitar la sequedad y la descamación que proporcionan las cremas
hidratantes, aumentan la resistencia de la piel.
o
No usar agentes irritantes para la piel como los
productos que contienen alcohol.
La humedad relacionada con la incontinencia puede ser un
factor de riesgo para el desarrollo de úlceras por presión. Es necesario
limpiar y secar la piel tan pronto como sea posible después de cada episodio de
incontinencia, eliminando los productos de desecho como orina, heces y
transpiración para prevenir la irritación química que se produce, además si la
piel esta húmeda es frágil y más susceptible a la fricción, por ello es
necesario:
o
Cambiar los absorbentes, con frecuencia.
o
Cambiar la ropa de la cama cuando este húmeda.
o
Siempre
que sea posible evitar los productos de plástico, ya que aumentan el calor y
retienen la humedad en la piel.
o
Proteger
la piel de los excesos de humedad, utilizando agentes tópicos que proporcionen
barreras de protección.
o
Si se usa
como protector de la piel el óxido de zinc debe ser retirado con productos
oleosos, la retirada con agua resulta ineficaz y el frotamiento necesario para
ello puede dañar la piel. Las soluciones transparentes además permiten la
valoración continua de la piel.
o
Evitar los productos humectantes como urea,
glicerina, ácido alfa hidroxilo o ácido láctico, porque retienen agua.
El manejo adecuado de la presión contribuye a reducir el
riesgo de desarrollar úlceras por presión. Dicho manejo incluye la movilización,
los cambios posturales, las superficies especiales para el manejo de la presión
(SEMP) y la protección local de las zonas vulnerables.
Movilización
o
Planificar los cuidados fomentando la
movilización del paciente, educando e implicando, siempre que sea posible al
paciente, familiares y cuidadores.
o
Proporcionar
dispositivos que faciliten el movimiento independiente (trapecio, barandilla en
el lateral de la cama, andador, etc.) para facilitar la movilización.
Los cambios posturales reducen la duración y la magnitud de
la presión ejercida sobre las zonas vulnerables.
o
Se realizarán, siempre que no exista
contraindicación, para evitar o minimizar la presión en pacientes con movilidad
y actividad reducida.
o
Deben mantener la comodidad del paciente y su
capacidad funcional.
o
Su frecuencia vendrá determinada por el estado
de la piel, las necesidades del paciente y la redistribución de las presiones
de la superficie de apoyo. Es necesario realizarlos con mayor frecuencia cuando
la superficie donde se encuentra el paciente no redistribuye la presión.
o
Como norma general se realizarán cada 2-3 horas
durante el día y, como máximo, cada 4 horas durante la noche, coordinándolo con
otras actividades cuando sea posible, para favorecer el descanso del paciente.
Recomendaciones para la realización de cambios posturales
o
Seguir una rotación programada e
individualizada, alternando decúbito supino, lateral derecho y lateral
izquierdo; incluir en la rotación el decúbito prono si la situación
hemodinámica del paciente lo permite y es tolerado. Mantener la alineación
corporal y fisiológica, la distribución del peso y el equilibrio del paciente.
o
Evitar exponer la piel a la presión y a la
cizalla, utilizando aparatos auxiliares para desplazar a los pacientes. Elevar
y no arrastrar al paciente cuando se le realice un cambio postural.
o
No colocar al paciente sobre prominencias óseas
que presenten eritemas que no desaparecen al eliminar la presión.
o
En decúbito lateral es aconsejable no sobrepasar
los 30º para no apoyar directamente sobre los trocánteres, elevando la zona de
los pies como máximo 20º.
o
Utilizar almohadas o cuñas de espuma para evitar
el contacto entre las prominencias óseas.
o
Evitar colocar al paciente sobre catéteres,
drenajes u otros dispositivos terapéuticos.
o
Entre un cambio postural y otro, se realizarán
pequeñas modificaciones dentro de la misma posición.
Cambios posturales en
sedestación:
o
Intentar que la posición permita al paciente
realizar todas las actividades posibles.
o
Colocar los pies, si es posible, sobre algún
dispositivo (banco, reposapiés) cuando los pies no alcancen el suelo, para
evitar el deslizamiento sobre el sillón.
o
En sedestación la movilización del paciente será
horaria y si el paciente es autónomo, se le debe instruir a movilizarse cada 15
minutos.
o
La exposición a la presión que se ejerce sobre
las tuberosidades isquiáticas en el paciente sentado es muy alta y por tanto
puede producirse una UPP en poco tiempo, por ello es preciso limitar el tiempo
que pasa el paciente en sedestación sin alivio de la presión.
Protección local de zonas vulnerables
En zonas de especial riesgo de UPP como los talones es
necesario utilizar dispositivos que alivien totalmente la presión sobre los
mismos.
o
Utilizar una almohada u otro dispositivo debajo
de las pantorrillas para que los talones queden elevados completamente, de modo
que se distribuya el peso de la pierna a lo largo de la pantorrilla,
manteniendo la rodilla ligeramente flexionada.
o
Inspeccionar la piel de los talones al menos
cada 24 horas.
En las zonas de apoyo de dispositivos terapéuticos como
sondas, mascarillas de oxígeno, gafas nasales, drenajes, etc.:
o
Vigilar la zona y movilizar el dispositivo, si
es posible.
o
Utilizar protecciones cuando exista riesgo de
fricción.
OTRAS INTERVENCIONES
Control y atención a los pacientes con dolor
El dolor es un factor que puede afectar a la movilidad y a
la actividad; cualquier disminución de las mismas puede incrementar el riesgo
de desarrollar una UPP. Al mismo tiempo, sin embargo, la utilización de
analgésicos y sedantes puede deprimir el sistema nervioso central, alterando el
estado mental, la actividad y la movilidad, reduciendo la capacidad de
respuesta eficaz al dolor isquémico local.
Algunos estudios han identificado el dolor como un factor
importante en los pacientes con UPP. En varios estudios también se indica que
el dolor, en el lugar en cuestión, era precursor de la degeneración de los
tejidos.
Por tanto, es necesario:
o
Valorar el impacto del dolor en el paciente.
o
Identificar cualquier área de malestar o dolor
que pueda ser atribuida al daño por presión.
o
Valorar el riesgo del paciente para el deterioro
de la piel relacionado con la pérdida de la sensación de protección o la
habilidad de responder de una manera eficaz (efectos de analgésicos, sedantes,
neuropatías, etc.) al dolor.
o
Utilizar para la evaluación del dolor una escala
validada y monitorizar el nivel del dolor de forma continua.
o
Tratar el dolor de forma anticipada, y
controlarlo con medidas farmacológicas y no farmacológicas eficaces como
posiciones terapéuticas, superficies de soporte, etc.
o
Registrar los datos de forma precisa para poder
controlar los progresos del paciente y favorecer la comunicación entre los
profesionales.
Vigilancia y cuidados de la nutrición
Dado que la desnutrición es un factor de riesgo reversible
para el desarrollo de las úlceras por presión, su detección temprana y su
tratamiento resultan muy importantes.
o
La valoración nutricional se debe realizar al
ingreso, según la sistemática de cada hospital y cada vez que haya un cambio en
la situación del paciente que pueda aumentar el riesgo de desnutrición.
o
En esta valoración se recomienda incluir: peso
actual y habitual, la historia de ganancia/pérdida de peso involuntaria y la
ingesta de nutrientes en comparación con las necesidades.
En los pacientes con riesgo de UPP y desnutridos o en
riesgo de desnutrición:
o
Realizar consulta al Servicio responsable de
Nutrición según el procedimiento de cada hospital.
o
Los pacientes que tienen bajo peso o han perdido
peso deberían recibir una suplementación dietética mayor de calorías y
proteínas, ya que esta intervención está asociada con una disminución del
riesgo de incidencia de úlceras por presión.
o
Las recomendaciones de tratamiento deben ser
individualizadas para cada persona.
o
La alimentación por vía oral (alimentación
normal y/o alimentación adicional a base de líquidos) es la vía preferida para
la nutrición y debería favorecerse siempre que sea posible.
o
La nutrición enteral y parenteral pueden
resultar necesarias en caso de que la nutrición oral resulte inadecuada o no
sea posible.
o
Los suplementos nutricionales orales son válidos
para aquellos pacientes de riesgo que no pueden satisfacer sus necesidades
nutricionales por medio de la ingesta normal de comida por vía oral. La
administración de estos debe realizarse en los intervalos entre las comidas,
para evitar la reducción de la ingesta normal de comida y líquidos en las
comidas regulares.
o
La nutrición e hidratación debe ser compatible
con las condiciones y deseos del paciente.
Educación sanitaria
La educación sanitaria del paciente es una parte importante
de la prevención de úlceras por presión. El paciente, la familia y los cuidadores
son clave para la prevención de las mismas.
La educación debe perseguir la adquisición de competencias
que permitan al paciente y/o cuidador colaborar en la prevención de las úlceras
por presión.
La información debe trasmitirse con un nivel adecuado al
paciente y /o cuidador.
La formación estará relacionada con:
o
La información básica sobre las UPP, factores de
riesgo, zonas corporales a vigilar etc.
o
Lo que hay que dominar técnicamente (vigilancia
práctica en el cuidado de la piel, adecuación de las prendas, posicionamiento
de catéteres).
o
El comportamiento a tener con los cambios de
situación (cómo actuar en caso de erupción o enrojecimiento, saber cuándo
contactar con profesional de la salud.
VALORACIÓN DE LA LESIÓN
Las úlceras por presión no cicatrizan a menos que las causas
de fondo sean tratadas eficazmente. Una valoración general debe incluir la
identificación y el tratamiento efectivo de la enfermedad, los problemas de salud,
el estado nutricional, el grado de dolor y los aspectos psicosociales que
puedan haber situado a la persona en riesgo de desarrollar UPP. Todos los pacientes
deber ser evaluados mediante escalas de valoración de riesgo con el objetivo de
iniciar cuanto antes las medidas de prevención. Este riesgo debe ser revalorado
a intervalos periódicos y cuando se produce algún cambio en el nivel de
actividad o movilidad. La escala de Braden y la escala de Norton son los
instrumentos más utilizados para identificar a los pacientes de edad avanzada
con riesgo de desarrollar UPP. La escala de Braden tiene una sensibilidad del
83-100% y una especificidad del 64-77%; la escala de Norton tiene una
sensibilidad del 73-92% y una especificidad del 61-94%. Otras escalas son: Waterlow,
Arnell y las derivadas de Norton (la escala de Gosnell, de Ek, de Nova-5, de
Emina y la de Norton modificada del Insalud). Las pruebas imprescindibles de
laboratorio incluyen: hemograma, coagulación, VSG y bioquímica completa.
Cuando se ha desarrollado una UPP es necesario una
valoración integral y llevar a cabo un enfoque sistemático que incluya:
- Localización y número de lesiones: Los trocánteres, el sacro, glúteos y talones son las localizaciones más frecuentes.
- Estadio: tiene en cuenta su aspecto externo.
En todos, retirar el tejido necrótico antes de determina el
estadio de la úlcera.
- Área: registrar el diámetro de las lesiones circulares y las longitudes perpendiculares mayores de las lesiones irregulares.
- Profundidad:
§ Grado
I: afecta epidermis y deja expuesta dermis subyacente.
§ Grado
II: afecta toda la piel hasta la grasa subcutánea.
§ Grado
III: llega hasta la fascia profunda.
§ Grado
IV: la necrosis abarca músculo y llega a afectar articulaciones y hueso. Secreción
de la úlcera: estimar la cantidad,
- Identificar el grado de olor y purulencia.
- Tejido existente en el lecho ulceral: si existe tejido de epitelización, de granulación, esfacelado y/o necrótico, y tunelizaciones o fístulas.
- Estado de la piel perilesional: diferenciar la celulitis del eritema circunferencial que rodea la mayoría de las heridas en vías de cicatrización; buscar dolor, calor y enrojecimiento.
- Presencia o ausencia de dolor relacionado con la lesión.
Diagnostico diferencial
Se realizará con respecto a otras
enfermedades que cursan con ulceración de tejidos epidérmicos:
COMPLICACIONES
Pueden dividirse en primarias y secundarias:
Complicaciones primarias:
o
Locales: originadas por la progresión de la necrosis
llegando a afectar a las articulaciones y originar fístulas y hemorragias
graves. La infección se deberá sospechar en toda úlcera grado III y IV y en las
superficiales con enrojecimiento de la piel en la zona que rodea la úlcera o la
supuración de la herida. Los patógenos más frecuentes son gérmenes
gramnegativos anaerobios y staphilococo aureus meticilin resistente. La
osteomielitis se debe sospechar ante úlceras de evolución tórpida, sepsis,
leucocitosis sin otra causa o VSG mayor o igual a 120 mm/h. Otra de las
complicaciones que puede condicionar el manejo y tratamiento es el dolor.
o
Sistémicas: entre las que debemos destacar la anemia,
sepsis, amiloidosis secundaria, endocarditis, tétanos, carcinoma de células
escamosas, fístulas, complicaciones del tratamiento.
Complicaciones secundarias
Algunas son de origen económico, como la mayor estancia
hospitalaria y el aumento del costo asistencial; y otras de tipo clínico, como
el retardo en la recuperación y rehabilitación, las infecciones
nosocomiales y la yatrogenia.
TRATAMIENTO DE LAS UPP
La evolución de las heridas cutáneas está a menudo más influenciada
por el estado general del enfermo que el de la úlcera per se. También influyen
la inmovilidad y el soporte informal, así hay que prestar especial atención
a:
Curas
Dependen del estadio de la lesión, la presencia o no de infección
o de cavitación. Hay una gran variedad de productos en el mercado, y muchas
veces es más decisiva y curativa la experiencia y conocimientos del personal
que la realiza que el producto en sí. Hay que revisarla cada vez, aunque
conviene mantener el mismo tipo de cura una o dos semanas antes de ver si ésta
es efectiva o no, y valorar situaciones concomitantes que retrasen la buena
evolución de la úlcera.
Estadio I
Limpieza de la lesión. Ácidos grasos hiperoxigenados Mepentol®. Evitar la presión. También están indicadas las barreras líquidas o los
apósitos semipermeables, si alto riesgo de ulceración poner hidrocoloides.
Estadio II
Si flictena perforar con seda. Algunos autores sugieren que la
irrigación con fenitoína podría mejorar la evolución de la úlcera.
Estadios III y IV
o
Desbridamiento
El tejido necrótico en las úlceras favorece la infección e impide
la curación, por lo que retirarlo es primordial. Hay distintos métodos no
excluyentes entre sí, que se pueden usar concomitantemente.
§
Cortante o quirúrgico: requiere técnica
estéril. Deberá realizarse por planos y en diferentes sesiones (salvo el
desbridamiento radical en quirófano), siempre comenzando por el área central,
procurando lograr tempranamente la liberación de tejido desvitalizado en uno de
los lados de la lesión. Si sospecha de infección y ante el riesgo de bacteriemia
usar antiséptico tópico antes y después del desbridamiento. Dejándolo actuar al
menos durante tres minutos, pueden disminuir la acción de la lidocaína.
Prevenir el dolor con analgésico tópico, p. ej., gel de lidocaína, EMLA.
Hay alto riesgo de sangrado local, hacer hemostasia con compresión o epinefrina
al 1:1.000. Tras el desbridamiento, realizar cura seca de 8 a 24 horas.
§
Químico o enzimático: en pacientes que no toleren
el anterior. Agentes proteolíticos y/o fibrinolíticos como la colagenasa, que
favorece el desbridamiento y coagulación. Se recomienda proteger la piel
perilesional y cura húmeda sobre el agente desbridante.
§
Autolítico: se realiza con cualquier apósito
de cura húmeda y en especial los hidrogeles. Factores que favorecen la actuación
de fibrinolíticos y colagenasas sobre los tejidos desvitalizados. Representa un
desbridamiento más lento y menos molesto al paciente y no requiere personal especializado.
§
Mecánico: en desuso por ser traumático y poco
selectivo. Se trata de curas secas con arrancamiento del tejido al retirarlas,
fricción, irrigación, etc.
o
Limpieza de la herida.
Siempre con suero salino isotónico. No usar nunca antisépticos
tópicos; son productos citotóxicos para el nuevo tejido y su uso continuado
puede provocar problemas sistémicos por su absorción. Evitar la fricción en la
limpieza y el secado. Presión de lavado entre 1 y 4 kg/cm2.
o
Prevención y abordaje de la infección.
Aunque todas las úlceras están en principio contaminadas, en la
mayoría de los casos, una buena limpieza y el desbridamiento pueden prevenir la
infección. Si a pesar de éstos persiste más de dos-cuatro semanas, se
recomienda iniciar cura con antibiótico tópico [sulfadiacina argéntica, AC
fusídico, metronidazol] o con apósito de plata con malla de carbón activado. De
persistir sobreinfección más de dos semanas, se recomienda realizar cultivos
bacterianos con aspirado con aguja fina o biopsia cutánea y valorar tratamiento
específico según el paciente, su estado y el de la lesión. Estaría indicado el
tratamiento sistémico si hay bacteriemia, sepsis, celulitis avanzada u
osteomielitis.
o
Cura húmeda
Las evidencias científicas disponibles muestran mayor efectividad
clínica y relación coste-beneficio de la cura en ambiente húmedo, frente a la
cura tradicional. El ambiente húmedo previene la deshidratación tisular y la
muerte celular; promueve la angiogénesis, estimula la eliminación de fibrina y
tejido muerto y permite la interacción celular y de factores de crecimiento
para la cicatrización. De nuevo, para elegir el apósito, hay que valorar
el paciente y la úlcera, sobre todo la presencia de infección (no están
indicados las curas oclusivas impermeables al gas), cavitación y/o tunelización
y cantidad de exudado. Para orientarnos un poco podemos apoyarnos en protocolos.
Las cavidades han de rellenarse entre la mitad y tres cuartas partes (nunca
más, pues hemos de contar con el exudado que aumentará el tamaño del apósito) con
productos de cura húmeda, para evitar que se formen abscesos o «cierre en
falso». La frecuencia del cambio de apósito dependerá de sus características,
recursos al alcance y exudado de la úlcera. Algunos productos pueden combinarse
entre sí. No existe el producto ideal.
Tipos de apósitos
o
Alginatos: placa o cinta. Absorben hasta 20 veces
su peso en exudado. Rellenan cavidades. Duran hasta cuatro días.
o
Poliuretanos: en film, espumas poliméricas en placa,
para cavidades o con silicona. Repelen contaminantes, heridas con ligero o
moderado exudado. Ojo, se puede pegar a la herida y lesionar la piel adyacente.
Son semipermeables. Cambio cada 1-5 días.
o
Hidrocoloides: contienen una matriz de
celulosa y otros agentes formadores de gel como gelatina o pepsina; los hay en
placa, en gránulos, en pasta, en fibra y en malla o tul con diversos grosores. Capacidad
desbridante y favorecedora de la granulación. Absorción ligera a moderada. Impermeables
a gases. Se pueden cambiar a la semana. Producen un gel de mal olor y al
principio la úlcera parecerá mayor.
o
Hidrogeles: primeros de almidón con alto
contenido en agua. Rellenan cavidades e hidratan. En placa, en estructura
amorfa, salinos y en malla o tul. Propiedades analgésicas. Desbridan y
favorecen la cicatrización. No recogen mucho exudado. Cambio incluso una o dos
veces por semana.
o
Silicona: son hidrofóbicas, para heridas en
granulación, mantienen la humedad.
o
Carbón activado: absorbe olores, puede
combinarse con plata o alginatos.
o
Plata: los hay de liberación lenta. Es un buen
antiséptico para mantener la cura en heridas infectadas.
o
Apósitos no adherentes impregnados: tul graso.
o
Apósitos de colágeno: en heridas limpias,
estimula la granulación y la hemostasia.
o
Combinados:
hidrogeles con poliuretanos, carbón activado con plata.
Demaciado valiosa, importante e indispensable está información, ya que la mayoría de las personas no sabemos como se producen las úlceras y así poder evitarlas.
ResponderEliminarExcelente información, ya que muchas personas no saben que es lo que causa las úlceras, o no le toman mucha importancia, y aquí aprendemos como se puede prevenir y que existen estadios según vaya progresando la úlcera. los felicito!
ResponderEliminarMuy buena información, nos da a conocer desde como se producen hasta como tratarlas y preventivas, todo muy detallado, FELICIDADES!
ResponderEliminarMuchas gracias por su valiósa información, muchas de las personas no sabemos cómo se producen las upp, como prevenirlas y como actuar, su información está muy completa.
ResponderEliminarExcelente información ya que muchas personas no tienen ides de que son las úlceras por presión y en esta información les explica detalladamente como tratarlas y evitarlas.
ResponderEliminarExcelente información, ya que con esto nos nutrimos de información muy importante que muchos de nosotros no contábamos con el conocimiento completo, le servirá a muchas persona para que conozcan un poco más de esta enfermedad para que puedan tratarla. Felicidades muy buen trabajo!
ResponderEliminarExelente trabajo muy buena informacion👍
ResponderEliminarBuen trabajo. Esta información es valiosa sobre todo para prevenir daños a nuestra salud
ResponderEliminarBuen trabajo. Esta información es valiosa sobre todo para prevenir daños a nuestra salud
ResponderEliminarInformación valiosa que nos puede ayudar a cuidarnos y evitar daños a nosotros mismos.
ResponderEliminarMuy buena información me sirvió de gran ayuda .
ResponderEliminarMuchas gracias por esta informacion, asi alra sabremos como se producen y como evitarlas gracias, excelente informacion.
ResponderEliminarExcelente información , interesante y completa, como trabajadora de la salud consideró que es importante hacer énfasis en la prevención , la úlceras por presión tienen una evolución rápida si no son tratadas a tiempo, es importante informar y educar al familiar del paciente como detectar los primeros signos.
ResponderEliminarEcxelente informacion asi aora las personas podremos saber como se producen y como poder evitarlas o cuidarnos de ellas .
ResponderEliminarExcelente información es un tema muy tratado para los profesionales de la salud, el blog esta muy bien estructurado y completo felicitaciones al equipo
ResponderEliminarUn blog de gran importancia, se nota la dedicación, me aclaro una parte de mis dudas, creo que es una problemática que vemos diariamente, debido que enfermería no realiza este cuidado que es de suma importancia tomando en cuenta que al paciente hospitalizado se le debe mover constantemente cada dos horas tomando distinta posición y bien evitar humedad etc. Gracias por la información plasmada por qué esto evitara que volvamos a cometer ciertos errores.
ResponderEliminarMuy buena información nos enseña como son los estadios de las upp y sus factores de riesgo
ResponderEliminarEs una información muy útil y es muy impresionante el daño que producen es una información muy completa felicidades
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